Milagros del Corazón
Exposición de León Vega Donn
13.01.2011
Sala Ollin Yoliztli


La pintura ha sido su principal camino. Sus vertientes van hacia el resto de su vida, alimentándola como los ramales de un enorme río y dándole un sentido a todo lo que conforma el universo del maestro y del hombre. Lo ha pintado todo –o casi todo- atardeceres que se asoman en ventanas, entre gamas de rojos que se disuelven en el lienzo e incendian la vista; paisajes azules, que humedecen la mirada y obligan al recuerdo del mar y de la nieve; un perro que come tortillas en un mundo bizarro, despreocupado del sentido de las formas y la realidad; otro que como su nombre, perro faldero, espera tal vez una caricia o una galleta, sentado eternamente en el lienzo, inmutable como las modelos de colores, o como los rostros de sus toreros, que entre una bruma de azules grisáceos parecen esperar con un rictus de incertidumbre su turno ante el toro –que hace falta- y una gallina blanca, que parece cueca, y con los ojos saltones y una gracia infantil, parece volver la mirada hacia quien la pintó y hacia quienes la miran. Los caballos, seres de una serie que en la obra de León Vega pareciesen infinitos, atisban siempre, entre sus lienzos, a veces debocados, otras perfilados o en grupo, montados en ocasiones por jinetes con el mismo rostro, impávido, como si lo único importante fuese el caballo, ese ser que siempre acompaña al hombre y que tantas representaciones ha ocupado en nuestra existencia humana. En la obra del maestro Vega nada se pierde, nada se desperdicia, en ella conviven los colores con los trazos y con una conciencia plena del mundo en el que el pintor vivió y vive. Aparecen los niños, disfrutando unas sandías que se derraman en colores jugosos y los peces que representan esa libertad del agua, que se nos niega a quienes somos de la tierra y del aire. Imágenes que parecen de otros mundos, enjugan sus contornos desramando sus colores como de tierra, como de lodo, como de niebla y como de un tiempo ya pasado. Doris su esposa, compañera de todos esos tiempos y del presente, asoma como un mudo testigo y las botellas multicolores emulan su espíritu incorregible de bohemio.
En todas estas obras que expone el maestro, en esta muestra tan vasta y representativa, celebrando el comienzo de 2011, se puede reconocer una enorme carga de nostalgia, de tristeza, pero también de vida y de una enorme convicción de vivirla como León Vega lo ha hecho siempre, pleno de una felicidad que nace en su corazón y que en su obra se celebra.

Miguel Mouriño, Cd. De México, noviembre de 2010.

Milagros del Corazón..exposición de León Vega Donn

Milagros del Corazón

León Vega Donn

Sala ollin Yoliztli
13.01.2011

En la producción pictórica de LEON VEGA DONN destacan de inmediato varias líneas expresivas que se pueden agrupar en “familias temáticas” o puramente formales, como, por ejemplo, una de ellas que pudiéramos considerar como abstraccionismo lirico no presente siempre un referente figurativo, sólo precisa del color y las texturas de factura minuciosa, esa parte artesanal morosamente realizada, que viene a ser el oficio aprendido y decantado en el ejercicio puntual y ritual del artista, que nos permite atisbar esos asomos apenas insinuados, esbozos de presencias esbozadas (Fantasma, Resplandor, las flores de luz, Solo). A través de esta afortunada conjunción de armonías, de matices a veces a partir de un solo color (Verde, Verde-verde, Azul pintado de azul). Y texturas logradas por la superposición de capas de tonos complementarios que dejan ver un abajo y arriba para lograr vibraciones de sutil resonancia (Relámpago, Cielo contaminado, Rojizo, Verdoso y la envanecerte Paloma uno) sin recurrir a estridencias simplemente yuxtapuestas, entonces comienzan a aparecer las tenues sugerencias para que cada espectador pueda asociar o evocar, desde fantasmas hasta vislumbres de floras y faunas de origen improbable, pero que tienen presencia indudable gracias a la magia del Arte que logra hacer visible lo que no es.

Destacan también las obras que ostentan sin recato la estructura aparente del andamiaje estricto y dinámico a la vez de la Sección de Oro, modelo de correspondencia armónica de las partes que se van orquestando con la formula áurea que dice: “la menor debe ser a la mayor, como la mayor al todo” y cuya sólo enunciación es ya como un poema melódico, así pues, las líneas de la estructura vienen a figurar un pentagrama y los matices y los tonos de la escala de estas composiciones y así forma y color devienen complejos musicales (Composición en rosa, Germinación Composición, Reconstrucción, Correlación y las ventanas al mar entre otras).

La reiteración en el uso de elementos ajenos (collages) nos ofrece otro grupo distinguible en estas conspicuas taxonomías, que va desde la inserción de nuestro tradicional “papel picado” (Puerta negra, Calaca en bicicleta, Calaca fumando, La dolorosa y claro! Papel Picado hasta formar las flamas de Fuego de artificio, una Mariposa amarilla, igual que las palomas, o el mismo atuendo de su Modelo vestida, o los pétalos del Desnudo con flores… un caso singular es el del Perro comiendo tortillas, que lo son; pero de verdad! En su variedad de maíz blanco y azul…¡bueno!.

León Vega Donn no rehúye la corriente figurativa, quizá para recordarnos que maneja la abstracción por decisión estética y no por eludir los problemas del realismo, y así vemos sus precisos retratos de Doris, sus vitales excursiones hacia paisajes de Jacarandas en flor, o Atardecer en Guerrero sus modelos-desnudas o vestidas siempre mirando de soslayo hacia el mismo lugar… sus Niños comiendo sandias, o hábiles en Los juegos malabares… sus naturalezas muertas que parecen rendirle un póstumo homenaje a un viejo y reconocido maestro de San Carlos, con su economía de elementos y de trazos que sintetizan las frecuentes Botellas, Ajos, los Higos, Las peras, y los Pescados.

Un socorrido grupo es el que nos deja ver acusada preferencia por el deporte hípico: una pieza de gran formato, Finalizando la carrera, parece una instantánea (King Size) del enlace de un hándicap en el que no es casual que vaya ganando el cabalístico número siete, para seguir con una galería de notables de las mejores cuadras. “Conquistador”, “Berrinchudo”, “Chichimeca”, “Esmeralda”, “Gordito””El ganador”, “El Siete” por supuesto”. Caballos al galope a nuestra fantasía…

Capítulos aparte.

Antes de partir plaza. Aquí tenemos, como si posaran para aparecer en el semanario taurino a la cuadrilla de un señor matador, creo que en lo que llaman la Puerta de los Sustos, en esos momentos antes que se denotan en las inciertas miradas de estos poetas de la muerte que están a punto de enfrentar un destino de gloria o de espanto…

Combatiente, esta pieza de un fuerte carácter expresionista esta resuelta con un mínimo de elementos (dos rectángulos azules que enmarcan un ovalo blanco) para resaltar la figura maciza, pesada, contundente y monolítica del personaje que se significa por la dureza en la mirada que escudriña el objetivo preciso de su destino. De muerte.

Súper Estrella: Un fino humor (negro?) se deja ver en este cuadro, que en un lenguaje cifrado, casi taquigráfico nos remite sin duda a un invisible aunque predecible calvario.

Tierra adentro. Como dijera Pellicer: “Como ustedes han visto, señoras y señores, hay tristeza también en esto de…”

Ahora estamos ante un cuadro muerto, una naturaleza mas que muerta un rincón de cualquier calle en cualquier ciudad que recibe la imparable cuota diaria de detritus que fatal e inexorablemente produce nuestra “civilización”

Y come si fueran apareciendo ”por estaturas” tenemos al final una serie de “divertimentos” en pequeño formato, que no obstante siguen los mismos recursos compositivos que distinguen toda la obra del maestro Vega Donn: se puede partir de la simple intersección de la vertical y la horizontal para señalar el Punto de Oro y armonizar los matices y texturas de los espacios resultantes, dejar en libertad a los pinceles a la manera de la escritura automática tan frecuentada por los surrealistas para la serie “Jugando con tinta” que semejan árticos paisajes de gélidas regiones y repliegues de onduladas, insinuantes geografías.

O bien, con refinada caligrafía ilustra un bestiario que abunda en seres fantásticos y legendarios.

Esta exposición del maestro León Vega Donn es un variado mosaico de colores, texturas, formatos, inquietudes y tentaciones de un artista que sin dejar de ser el mismo esta siempre buscando renovarse. HÉCTOR TRILLO .

Exposición "Pinturas y Dibujos" de León Vega Donn...






"Pinturas y Dibujos"

León Vega DonnAgora-Parque Naucalli-10.10.09

Entre caballos y más…

L
os caballos corren a todo galope sobre la obra de León Vega; los jinetes, inexpresivos, van sobre sus monturas como si no estuviesen presentes. Son solo un requisito. Los caballos pura sangre no compiten solos. Los jinetes son necesarios, pero a León Vega no le importan. Lo que al maestro le interesa son los caballos. Sus caballos. Y no por que el sea propietario de alguno de ellos y lo tenga viviendo como heredero de un príncipe, en alguna lujosa cuadra del hipódromo.
No.
Los únicos caballos que posee, son aquél viejo caballito de madera con ruedas y que según me ha contado, perteneció a su hijo, además de varias figurillas de corceles que adornan la sala en su hogar. Algunas de madera y una por ahí, de bronce patinado; uno de esos caballos persas, que posa elegantemente, con el cuello arqueado como un cisne y que al verlo, incita a la memoria a recordar las gestas de los héroes de la antigua Grecia.
Los otros caballos, los que no posee, son los que ve correr en el hipódromo, los que pinta, los que dibuja y los que recuerda de su juventud, en sus andanzas por la sierra del norte mexicano en donde hace muchos años, conoció a su esposa.
Para esta exposición que se llevará a cabo en el Ágora del parque Naucalli, del 10 al 31 de octubre próximos, León Vega presenta una variedad de obras, basadas en sus caballos, complementando la muestra, con algunas obras más.
Encontraremos un óleo, en el que tres purasangres corren a todo galope, sobre una invisible pista, montados por inexpresivos jinetes; luego veremos, una serie de dibujos de caballos realizados sobre un papel dorado, que representan escenas que quizá provengan de su memoria o de ese imaginario del pintor, en el que el magnífico Pegaso de Zeus, padre de todos los dioses, desplegadas sus alas, cabalga sobre el sendero azul del viento y en cuyas verdes colinas, sin duda, pacen los corceles de todos los tiempos, “Bucéfalo”, el legendario caballo de Alejandro Magno; “Strategos”, el corcel negro azabache del general Aníbal, con el que atravesó los Alpes rumbo a la fallida conquista de Roma; “Janto”, el purasangre negro que Aquiles montó rumbo cientos de batallas y que junto a “Bailo”, formaron aquella dupla mitológica conocida como “Los caballos inmortales”; “Genitor”, el caballo de Julio César o “Incitatus”, el córcel al que el emperador Calígula nombró senador del imperio romano; “Babieca”, el blanco corcel del Cid y “Rocinante”, fiel compañero del valeroso hidalgo, Don Quijote de la Mancha; o “Palomo”, el compañero de todas las campañas del libertador Simón Bolívar, inmortalizado en las cientos de estatuas ecuestres que en memoria y honor de este prócer de la libertad americana, engalanan las plazas de muchas ciudades en el mundo.Complementa esta muestra del maestro Vega, un óleo que en forma de friso, emula una escena en la que los peces nadan juntos, en una atmósfera de un azul profundo, de colores que se adivinan vivos, pero que en esa pretendida profundidad, palidecen entre tonos verdes, ocres y amarillos, que contrastan con la frialdad de un azul absolutamente marino. Dos rostros, dos óleos, dos momentos separados por los años, por el implacable transcurso del tiempo, nos muestran a la misma mujer. Es su esposa, la mujer que ha transcurrido con él, desde aquellos años de juventud en la sierra, a través de su vida y lo ha visto crecer como hombre y como pintor, es la madre de sus hijos. Su compañera.

Se añaden a esta muestra cual colofón, un óleo que se abre a la vista, como una imaginaria ventana a través de la cual el “Nevado de Toluca” observa al que lo mira con la misma impasibilidad. Una mesa, un florero y una flor, que solo León sabe a quien pertenece, se regodea entre tonos malva y azules y una serie dibujos de cuatro mujeres, se asoman, sensuales, a la mirada del observador.

Ahí estarán los lienzos, esperándonos en el Ágora; ahí estarán los caballos de León Vega, en esa carrera pintada, suspendida en el tiempo y los rostros de su esposa y el monte nevado y la flor solitaria y esas mujeres…

Ahí estará el maestro Vega, donde siempre ha estado, en donde están cada una de sus obras…

Miguel Mouriño
Octubre de 2009, Ciudad de México.


VISITA VIRTUAL A LA EXPOSICION DEL MAESTRO LEÓN VEGA EN EL AGORA


"VENTANAS" exposición de León Vega...

VENTANAS
Exposición del maestro León Vega Donn
Sistema Colectivo “Metro”.
Ciudad de México.
Estación Auditorio .
Marzo 2009
Texto: Miguel Mouriño


Los ojos son la ventana del alma.
Quien lo dijo sabía de lo que hablaba.
A través de los ojos uno puede conocer el color del alma de quien nos mira y no solo eso, pueden conocerse – una vez que uno aprende a escrutar en las miradas ajenas- las intenciones de nuestro interlocutor, la textura de su corazón y las emociones que de este fluyen. La ventaja de las ventanas es que son un camino de doble vía, uno puede ver a través de ellas y mirar lo que hay del otro lado y el resultado de la visión depende del lado en que uno se encuentre. A través de los ojos, uno puede asomarse al alma de los demás, a sus corazones, pero también puede transmitirles una visión, un sentimiento, un color, una textura, una idea o un mensaje. Eso es lo que el maestro León Vega hace con estos cuadros. Cada uno de ellos representa una ventana, no solo hacia una imagen de las miles y miles que componen el universo del basto bagaje de la imaginería del pintor y su muy particular visión del mundo, si no hacia un sitio habitado por un cosmos de colores, que representan los sentimientos que invaden el corazón del artista cuando pinta y expresa no solo ideas o sentimientos, si no también sonidos, representados en notas coloridas que a cada pincelada crean una sinfonía de formas y de texturas que el maestro dirige con el pincel a modo de batuta y que se plasman en el lienzo, en oleicos trazos que lo tienen a él mismo como el primer testigo de su creación.
Cada ventana se yergue sobre el caballete frente a nuestra mirada, frente a nuestros ojos que miran a través de ellas y penetran a su interior, se adentran por las profundidades del alma del pintor y se pasean por su corazón. Cada textura nos dice algo, cada color, cada trazo, son como una frase, que van poco a poco componiendo un discurso, arengando a nuestro ser interior a interpretar los mensajes, a identificar cada imagen, cada textura. Del rojo del fuego pasa al de la sangre y luego al amarillo del Sol; del azul helado de la muerte pasa al azul de la distancia, que es como el tono que envuelve a los montes en el horizonte y que no escapa de la nostalgia, sino que la evoca, como a la lluvia, fría como los tonos azulados que el maestro esparce sobre la tela. Los verdes son de campo, de paisajes y días de monte, tardes donde el Sol y los pájaros fueron testigos de las conversaciones y los momentos que compartiera con el amigo querido, pintando y dibujando juntos y el arco iris de tonos que juegan con la vista y ofrecen la textura casi frutal como apiñada, de una ventana hacia un lugar innegablemente tropical del corazón del autor. El caballo aparece como en toda la obra del maestro León, cabalgando esta vez por un sendero de texturas que se convierten en una sensación de fuerza, belleza y libertad y que se agitan como la crin de un suave corcel, haciendo sentir el viento que manso, la mece frente a nuestros ojos. Los tonos ocre, oscuros, con algunas luces, que delatan la tristeza, lo amargo, que como el sabor del café, llega a la garganta cuando uno los mira; la textura rasposa, incómoda, del sentimiento apagado, alejado de la luz y de la alegría; el espacio casi sin sonido, sin notas; el silencio agazapado tras la muerte del amigo querido… Ese silencio que imposibilita casi la expresión, es vencido en este caso por el talento del maestro Vega, que lo rasga sin violencia, simplemente a pinceladas, simplemente abriendo para nosotros esas ventanas, hacia su interior.
Con honestidad y valor el maestro Vega nos abre ese camino de doble vía hacia su alma, hacia su universo propio y nos regala esa posibilidad de viajar hacia el interior de alguien que sin duda, descubriremos muy parecido a todos nosotros.



Miguel Mouriño


Cd. de México, marzo de 2009.

León Vega según el maestro Trillo...

Héctor Trillo y León Vega Donn


De la flora, de la Fauna, del Color....

El pintor León Vega Donn nos tiene acostumbrados a su constante versatilidad, cambiando sus temas, sus colores, los sujetos de sus composiciones y aun sus modalidades expresivas, a la menor provocación, reiterando a veces, su predilección por unas flores de su particular invención, plasmadas mediante una síntesis taquigráfica con aromas de color. De sus animales encontramos los equinos en un handicap estático que parecen andar al trote sobre tableros de ajedrez; los peces de sinuosos movimientos que danzan al compás de la música acuática contenida en las dos dimensiones del océano de una tela. De sus gatos podemos decir que siempre darán la nota del humor, patente en la malicia de sus miradas traviesas. Y, bueno, también algún perro furtivo, disfrutando la molicie de la familiaridad hogareña que le permite holgazanear cuando no tiene que ladrarle a los extraños.

De sus obras abstractas ni qué decir que son una invitación a que el espectador participe dejando a su imaginación comprender el ó los posibles mensajes cifrados en la clave secreta del color, que para los menos avisados, por lo menos les da pistas con qué jugar a las adivinanzas: frío... frío... caliente, caliente... frío otra vez!

Un juego reciente, al que todos estamos invitados, parece evocar aquel de tiernas reminiscencias infantiles con aquello de: ¿qué oficio le pondremos... matarile-rile-ron? León ha numerados sus obras para que las tengamos en mente, y luego, entrando al juego, le pongamos un nombre, convirtiéndonos en padrinos (de los cuadros) y entonces compadres (del autor) Salud!

Héctor Trillo
Septiembre, 2008

LEON VEGA EN VIVA VOZ/*PARTE I

¿Quién es León Vega?

Descubrelo de su propia voz en estos videos, a través de los cuales podrás conocerlo y saber todo lo que ha hecho en el mundo de la pintura, a lo largo de una trayectoria de más de 40 años.

LEON VEGA EN VIVA VOZ/*PARTE II